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Las cuatro estaciones de las letras africanas

Las letras africanas presentan cada vez más a menudo nuevos nombres y nuevos valores literarios. Cada año se inician trayectorias prometedoras y se cierran círculos para siempre. Lo escribo sin pretender ser un listado riguroso ni completo, tan solo un nuevo acercamiento a la literatura que nos llega de las áfricas, llena de gente de todas las edades y que también tiene sus estaciones.

Primavera

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Chibundu Onozu (22) Foto: CP-Africa

William Kamkwamba (26) se ha convertido en todo un símbolo de esa gente joven que con pocos medios y grandes capacidades logra dar la vuelta a la realidad. Su hazaña, construir un molino de viento en su aldea en Malawi que puede generar agua, la ha volcado en el libro The boy who harnessed the wind. La joven Chibundu Onuzo (22), quien en la actualidad estudia en la «Universidad de Cambridge», obtuvo un gran éxito con su primera novela La hija del rey araña dirigida a un público más juvenil, que contaba una historia de amor entre una joven nigeriana acaudalada y un vendedor ambulante. Temática muy alejada de la que aparece en la obra Coconut de Kopano Matlwa (22), quien además de escribir estudia medicina, sobre la pérdida/búsqueda de identidad de los jóvenes sudafricanos negros, la primera generación born free.

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Kopano Matlwa (22). Foto #NBW

Helen Olajumoke Oyeyemi (30) escribió su primera novela con apenas dieciocho años, Icarus Girl y en 2014 acaba de publicar la quinta, Boy, Snow, BirdLa poesía también camina con fuerza de la mano de jóvenes como la somalí Warsan Shire (26) que ha sido la ganadora en 2013 del recién inaugurado «Brunel Poetry Prize for African poetry».

Verano 

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Edem Awuney (38). Foto: Le devoir

En mitad del camino se encuentran un buen número de escritores. La mayoría tienen tras de sí una trayectoria hecha, pero aún tienen mucho que decir. A la imparable Chimamanda Ngozi Adichie (37) que ha visto su conocida novela Medio sol amarillo llevada al cine por el escritor Biyi Bandele (46) quien se ha estrenado como director, se unen otros nombres que llevan tiempo apareciendo en medios como «Guin Guin Bali«, «Wiriko«, «Afribuku«,»Por fin en África» o «África no es un país». NoViolet Bulawayo (32) nominada al «Booker Prize» por We need new names desde el mundo anglófono y Leónora Miano (40) «Premio Fémina» con La Saison de l’ombre desde el mundo francófono, tuvieron un 2013 estelar. El keniano Binyavanga Wainaina (42) triunfa con sus memorias inconclusas dándonos clases de cómo no escribir sobre África y el togolés Edem Awumey (38), sin tanto ruido mediático, conquista con su visión de la emigración africana. Laila Lalami (45)  y su Secret son, ambientada en Marruecos, nos acercan la buena literatura desde el norte del continente.

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Léonora Miano (40). Foto

Hay debutantes muy potentes como: Uzodinma Iweala (32) con su primera novela Bestias sin patria, elogiada por Salman Rushdie o Nadifa Mohamed (33) con Black manba boy que ganó el «Premio Betty Trask». Mientras que también los hay, como el guineanoecuatoriano Juan Tomás Ávila (47), auténticos todoterrenos de la letras, que lo mismo escribe novela, ensayo o poesía, que denuncia dictaduras siglo XXI como la de Obiang. Algunos escriben con mucho sentido del humor como Alain Mabanckou, Sami Tchak o Venance Konan (55), mientras que otros prefieren un tono más serio para plasmar sus creencias religiosas como la sudanesa Leila Aboulela (49) o el desarraigo, como el yibuti Abdourahman Waberi (48), o la poesía de la realidad como Ben Okri (54).

El terreno de las narrativas lusófonas se llena con ese mago del lenguaje que es Mia Couto (58) o el angoleño José Eduardo Agualusa (53). Pero no se acaban ahí las sorpresas del otoño, hay más escritores desde varios puntos del planeta, Helon Habila (46), Chika Unigwe (39), Aminatta Forna (49) o Teju Cole (38) solo por nombrar algunos de ellos, descubrir el resto está en vuestras manos.

Otoño 

Nadine Gordimer
Nadine Gordimer. Foto: The Guardian

Ahora les toca peinar canas e incluso observar cómo sus propios hijos les quieren imitar en el arte de escribir como el caso del keniata Ngũgĩ wa Thiong’o (75) que ha hecho de su escritura en kikuyu una seña de identidad, al igual que el senegalés Boubacar Boris Diop (67) cuando utiliza el wólof. Siguen guardando en la recámara grandes dosis de provocación como JM.Coetzee (73) que el pasado año desconcertó a todos con su Infancia de Jesús. O una vitalidad admirable como Nadine Gordimer (90) que en 2013 publicó  nuevo libro Mejor hoy que mañana, lo contrario que Assia Djebar (77) estupenda escritora argelina que lleva mucho tiempo sin publicar nada.

La mayoría están entre los clásicos: Ayi Kwei Armah (75), Buchi Emecheta (70) o Ama Ata Aidoo (72) al lado de Henri Lopes (76) y Nuruddin Farah (68). Otros destacan por ser «extra-todo», como denomina Wainaina al novelista y poeta Kojo Laing (67) o por ser un magnífico escritor y comprometido, como Donato Ndongo (63). Tienen sus años, es cierto, pero a pesar de que Wole Soyinka  cumplirá 80 este año,  jamás le llamaría el «abuelo de las letras africanas».

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Wole Soyinka. Foto: myondostate

Youssef Fadel (64) seleccionado para el «International Prize for Arabic Fiction 2014″, Yahia Belaskri (61) o Yasmina Khadra (58) quien se presentará a las elecciones presidenciales a celebrar en Abril 2014 en Argelia, completan la lista que, como toda lista, nunca está terminada.

Invierno 

 

No ha sido el pasado 2013 el único invierno crudo que han soportado las letras africanas, hubo otros es cierto, en realidad todos lo son. La llegada del invierno es inevitable, como la del resto de las estaciones. Recordamos aquel lejano 1997 en el que nos dejó Amos Tutuola, el de 2006 cuando se fue uno de los cuatro Nobeles, el egipcio Naguib Mahfuz, o aquellos otros que se quedaron con K. Sello Duiker, Dambudzo Marechera, Sony Labou Tansi Yvonne Vera, muertos prematuramente surgiéndonos siempre la duda de lo que podrían haber escrito de no haber aparecido la muerte. Atrás queda esa vida exprimida y dolorosa de la coleccionista de tesoros Bessie Head, la del pan a secas de Mohamed Chukri o la increíble narrativa dolida por los soles de las independencias de ese escritor universal que fue el marfileño Ahmadou Kourouma. No ha sido el pasado el único invierno crudo que han soportado las letras africanas, es verdad, pero el gran poeta Kofi Awoonor fue abatido en el asalto al centro comercial Westgate de Nairobi  y se acabó la sonrisa de Moussa Konaté, mientras el poeta del pueblo Ahmed Fouad Negm callaba, cosa que parecía improbable, para siempre.

El año pasado, a principios, le llegó el invierno a Chinua Achebe y a finales a Nelson Mandela. Se fueron juntos, no en vano era Achebe para Mandela uno de sus escritores favoritos.

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Todo ciclo ha de cerrarse para que empiece otro. Eso también lo sabemos.

Veremos que nos traen de nuevo las estaciones.

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Nota: La foto de cabecera es obra de Jason Wharam. Galería de Flickr

2 comments on “Las cuatro estaciones de las letras africanas

  1. Muy bien escrito, hasta he descubierto escritores que ni siquiera conocía. Muy bien. mejor imposible.

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