Kourouma, Ahmadou Novela

Alá no está obligado- Ahmadou Kourouma

ala_no1012009

No es esta la primera novela de Kourouma (por desgracia ya fallecido) que leo, y no será la última, quiero leer pronto Esperando el voto de las fieras. Tampoco es la única vez que el autor escribe sobre los «niños soldados», ni que mis ojos tropiezan con la vida de Birahima, el niño que precisa de cuatro diccionarios, todos escritos por las manos colonizadoras, para explicar el mundo que le rodea. Cronológicamente fui al revés y leí primero la secuela inacabada de esta que hoy comento: Cuando uno rechaza dice no. En ambas, la elección por parte de Kourouma de un modo de narrar espontáneo y en el que aflora el humor, logra que podamos digerir lo que cuenta con más facilidad. Al huir de un tono dramático para contar desde los ojos del pequeño Birahima la atroz realidad que le ha tocado vivir, consigue que podamos continuar la lectura, contemplando la vida de estos niños y niñas y cuestionándonos una vez cerrado el libro. Creo que al hacerlo así el impacto que consigue es total. Birahima y los otros pequeños, Sara, Sekú, Kik… se te meten hasta el tuétano.

A Ahmadou Kourouma se le ha considerado desde el mundo francófono, la alternativa a Chinua Achebe. Escritor tardío publicó su primera novela a los cuarenta y cuatro años, Los soles de las independencias, en la que traduce del malinké al francés e introduce la oralidad y la forma de narrar africana, llena de proverbios que se presentará con toda su fuerza en su tercera obra, Esperando el voto de las fieras

«Alá no está obligado«… a ser justo en todas sus cosas de aquí abajo. Así comienza a contarnos su historia Birahima, un pequeño que, tras la muerte de su madre (obligada a caminar de nalgas debido a una úlcera en su pierna), se convierte en «niño de la calle» para posteriormente marcharse a Liberia y Sierra Leona, donde se introducirá como «niño soldado«. Birahima es un niño parlanchín y listo, que va narrando su propia vida y las historias de los niños y niñas que va conociendo  A pesar de contarnos una vida dura, extrema, donde el dolor ya ha dejado de tener ese nombre para pasar a instalarse en su cuerpecito como una parte más del mismo, el libro tiene pasajes de abrumadora poesía, «antes de ser un niño de la calle, estaba en la escuela. Antes de eso, yo era un bikaloro del pueblo de Togoala (…) y antes estuve en el vientre de mi madre (…) llamamos a eso la vida antes de la vida» (pág.10).

Su madre, una mujer malinké musulmana, y víctima de una ablación que la pone al borde de la muerte, acusada de brujería, vivirá con una pierna ulcerosa, llena de dolor el resto de sus días. El pequeño Birahima la recuerda y habla sobre el papel de la mujer «en ningún lugar del mundo una mujer debe marcharse de la cama de su marido, por más que su marido injurie, golpee o amenace a la mujer. Ella siempre tiene la culpa. Eso es lo que se llama los derechos de la mujer» (pág. 27). Tras la muerte de su madre no tiene otro remedio que partir hacia Liberia en búsqueda de su tía.

«Cuando se dice que hay guerra tribal en un país significa que los mayores bandoleros se han repartido el país» (pág. 41) y en las guerras tribales a los niños – soldado, small soldiers, no se les paga. Se les droga para que no tengan ninguna vacilación, se les da un kalachnikov, se les deja quedarse con todo lo que cojan en los saqueos tras los asesinatos, se viola a las niñas, se las prostituye. Se les inicia en ritos terribles como matar a su padre o a su madre con sus propias manos. Se les convierte en máquinas de matar.

Kourouma no elude la denuncia. Señala alto y claro. «Sierra Leona es un burdel, sí, un burdel al cuadrado. Decimos que un país es un burdel simple cuando los bandoleros se reparten el país, como en Liberia; pero cuando, además de los bandidos, se mezclan asociaciones y demócratas, se convierte en algo más que en un simple burdel. En Sierra Leona estaban en danza la asociación de cazadores, el Kamajor, y el demócrata Kabbah, además de los bandidos Foday Sankoh, Johnny Koroma y cierta morralla de bandidos» (pág.137).

Cuando Birahima cree que el niño o niña abatido se merece una oración fúnebre que, de acuerdo con su Larousse, es el discurso en honor de un personaje célebre fallecido y no hay personaje más célebre en el siglo XX para Birahima que un niño soldado, se dice esa oración,»es decir, cómo pudo en este grande y jodido mundo convertirse en un niño soldado» (pág.75). Birahima lo hace cuando quiere, no está obligado a ello. Nosotros sí.

Johnson, delirante, en medio de grandes carcajadas, dio las órdenes. Arrancaron el corazón a Samuel Doe. Para resultar más cruel, más feroz, más bárbaro e inhumano, uno de los oficiales de Johnson comía carne humana, sí, auténtica carne humana. (pág.117)

Ficha:

  • Título original:  Allah nést pas obligué (2000)
  • Idioma: Original: Francés
  • Traducción al castellano: Muchnik Editores, S.A.
  • Traductor: Daniel Alcoba
  • Imagen de portada:  Corbis
  • Nº páginas:189
  • Premios del libro: Renadout y Goncourt des Lycéens (2000)

9782020525718

4 comments on “Alá no está obligado- Ahmadou Kourouma

  1. Impresionante reflexión «lo más duro es volver a ser tú después de lo que has hecho»

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