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Gabriel García Márquez y los escritores africanos

Hoy no me tocaba publicar esta entrada, a pesar de tenerla pensada desde hacía mucho tiempo. Pero lo ocurrido ha precipitado su escritura y publicación. Lo bueno de tener un blog personal como este, es que una se puede permitir hacer un homenaje a uno de sus escritores favoritos, aunque lo haga en un momento así

A estas horas ya conoceréis la noticia: Gabriel García Márquez ha fallecido hoy, 17 de abril de 2014.

Aún recuerdo el primer libro suyo que leí, Ojos de perro azul. Tenía alrededor de catorce años y aquellos relatos cortos, con su trazado onírico y metafísico, me impactaron de tal forma que lo único que escribí a partir de ese momento fueron pálidas imitaciones de Alguien desordena estas rosas, o de Isabel viendo llover en Macondo. Esta obra, que me descubrió al escritor colombiano para siempre, fue el inicio de una biblioteca en la que fui añadiendo todos los títulos que él publicó. Quería leer todo lo que él escribía, quería saber todo lo que él había vivido y pensado. Y estaba satisfecha con lo conseguido.

Pero, el tiempo (¿puedo decir la vida?) me guardaba aún una sorpresa.

Cuando comencé a dar forma a Literafricas, me sorprendió constatar la cantidad de veces que aparecía mencionado el nombre de García Márquez como escritor favorito o escritor de referencia de muchos autores africanos. La pena es que no los fui listando, pero de memoria, al menos, recuerdo unos cuantos.

A raíz de esas menciones y después de varias lecturas, gracias al ofrecimiento de Carlos Bajo Erro, escribí un texto para la Revista Wiriko: Artes y culturas africanas, que se publicó el 14 de enero de este año y que titulé: Añadiendo mundos al mundo: el espejo del realismo mágico africano. Un pequeño texto muy especial para mi y en el que hablaba del «realismo mágico africano» (a pesar de no tener muy claro lo que hay detrás de este concepto, soy solo una lectora, no una crítica, ni estar muy de acuerdo con todo este lío de las etiquetas) que forma parte no solo de la literatura sino de la realidad africana, a través de tres novelas: Crónicas abisinias de Moses Isewaga, El brujo del Cuervo de Ngugi wa Thiong’o y Tierra sonámbula de Mia Couto.

De los tres autores arriba mencionados, el ugandés Moses Isewaga admitía abiertamente la influencia del colombiano en su trabajo: “El realismo mágico de García Márquez encuentra grandes correspondencias en África. En Uganda también escuchas historias tan fantásticas como las que cuenta García Márquez. De hecho, las vives diariamente (…) Cien años de soledad me sirvió de modelo para escribir mi novela” [1]. Al igual que el angoleño José Eduardo Agualusa o el mozambiqueño Mia Couto, cuando afirmaba: 

“África está lleno de Macondos, de pueblos así, como el de Gabo (…) en Mozambique no es que se viva puro realismo mágico. Es que es  realismo real” [2]

Después seguí topándome con menciones al escritor colombiano.

El congoleño Alain Mabanckou lo cita al menos en dos de sus obras, en Memorias de puercoespín y en Vaso RotoBen Okri, otro escritor al que se asocia con esta corriente literaria, afirmaba: “Que la gente compare mis libros con los de García Márquez se debe a que tenemos esa percepción similar que no es occidental. El realismo mágico es un lugar transformado por la conciencia. Don Quijote es realismo mágico. En realidad, es una especie de Génesis. Es la conciencia que construye el paisaje por primera vez” [3]. El nigeriano Teju Cole, en una entrevista, se refugió en una cita de García Márquez para explicar su rechazo a las grabadoras: “Él dijo que las máquinas sólo recuerdan cosas estúpidas, ¿no?»[4]. El Nobel sudafricano, JM Coetzee le dedicó un análisis a fondo de su obra Memorias de mis putas tristes, en 2006. Y la marroquí Laila Lalami, recordaba en Twitter su lectura de Cien años de soledad que la llevó a reflexionar sobre qué iba ella a escribir después de aquello. 

Y así le han recordado hoy, muchos, muchos de estos escritores en Twitter:

Teju cole

Chika Unigwe

laila lalami

Binyavanga

A Waberi

aminata

Maaza

iokey

lalami

Ahora, hoy, todos sus libros me han vuelto a la mente en tropel, como si los estuviera leyendo a la vez. Y, de pronto, (¡qué prodigio!) es cuando recuerdo todos aquellos momentos, aquellas increíbles historias, mis ojos tan abiertos, aquella magia… y vuelvo a creer que tengo catorce años y que todo es posible.

Cuando era más joven, leía Ojos de perro azul y hacía esfuerzos por escribir, por intentar, como decía Henry Miller, consignar eso tan caprichoso y hermoso como es el vuelo de una mariposa, me transportaba a mi misma a miles de lugares, pero rara vez al continente africano. Desconocía todo sobre él, incluso que lo que uno de mis escritores favoritos había creado, allí se vivía. Y me imaginaba de muchas maneras, pero jamás me visioné escribiendo en un blog, cuyo centro son las literaturas de las áfricas, un texto sobre el irrepetible escritor colombiano, que marcó para siempre mi visión de la literatura, y su influencia en tantas mentes de tantos lugares que para mi (casi) no existían.

Si me tropiezo con él en algún sueño, se lo tengo que contar.

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Fuentes:

3 comments on “Gabriel García Márquez y los escritores africanos

  1. Gracias por esta publicación, no es cualquiera el que se nos ha ido.

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  2. Me gusta que García Márquez sirva de vehículo para conocer a este grupo de escritores

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